JOSÉ-LUIS NARVAEZ, UNA MÚSICA CON ROSTRO HUMANO

 
 

 

 
 

Me encontré con José-Luis Narvaez en Bruselas después de uno de mis conciertos de guitarra barroca que, evidentemente, había debido aburrirlo bastante: de Visée, Bartolotti... Su mirada ardiente había tenido la facultad de explorarme profundamente y plantearme algunas cuestiones que, aunque mudas, no podían ya evitarse: era necesario confesar que no se podía seguir fingiendo ignorar que la música española, en la guitarra, era el tronco sobre el cual habíamos crecido él y yo, hacía ya bastante tiempo; y que esta música que nos había arrullado tanto, nosotros la habíamos mas o menos rechazado durante todos estos años. Estaba decidido, teníamos que examinar esta cuestion de mas cerca. El fruto de esta especie de asistencia mutua iba a venir algún tiempo más tarde: era la espléndida Visión Clásica del Flamenco que José-Luis proyectó en una especie de grito doloroso

De una duración de cerca de nueve minutos, consta de una Introducción, de una Danza, y una Copla de una sola pieza y que son resultantes de una misma célula madre, cosa suficientemente rara en una obra de cierto tamaño. Como en los mosaicos árabes, este motivo muy simple (luego bien adaptado a las posibilidades de la guitarra sola) se declina bajo distintas formas, melódicas o rítmicas, en un juego estructural notable:
El desarrollo de esta idea básica en las distintas tonalidades de la Danza es una de las cosas más logradas que tengamos en nuestro repertorio. La lógica de este desarrollo conduce a un magnífico pasaje bitonal: el bajo evoluciona en fa # modo andaluz y la "célula" en do# menor en una oposición apantalladora.
La Copla, más libre, describe sus arabescos después de una modulación brutal y notable en do (modo andaluz).
Algunas técnicas tomadas de la guitarra no clásica se emplean y exigirán a algunos un previo trabajo de adquisición : acordes de dos sonidos "tirados" por el solo índice, rasgueado incluyendo el dedo meñique, trémolo "a cinco" con su fórmula bien conocida p, i,a,m,i y mordientes realizados con un solo dedo de la mano izquierda. Otras técnicas utilizadas, igualmente espectaculares, son clásicas como los trinos acompañados de armónicos por ejemplo o los dobles trinos distribuidos entre la mano derecha y la mano izquierda

 
 

 

 

 

 

 



Visión Clásica del Flamenco es de un gran lirismo, atravesado por remolinos de sonidos en un movimiento que linda a veces con una febrilidad muy de acuerdo con el título.

Tal no es el caso de Cerro de la Luna (Homenaje a Manuel de Falla) y su segunda parte Cerro del Sol (Homenaje a la Alhambra) que se concentra aún más en la intensidad y la fuerza de la melodía. Aquí los temas, las frases, nos impregnan inmediata e irresistiblemente. En Cerro de la Luna, el homenaje a Manuel de Falla indicado por el autor, se materializa en saltos de cuartas "imbricadas" que evocan timbres de campanas que atraviesan toda la parte escrita casi enteramente a tres voces con un rigor y una simetría muy clásicos en la evolución. Ya mencioné en otra parte que la elección de las tonalidades de Cerro del Sol (así como de Visión Clásica del Flamenco), con muchos sostenidos en la clave, correspondía quizá a un determinado sentido de la luz meridional, como en Debussy; pero sobre todo al deseo en Jose-Luis Narvaez de renovar la audición de la música española tal como se escucha habitualmente en la guitarra. En efecto, en estos tonos, las cuerdas en vacío y su timbre característico no caen ya sobre los famosos "buenos grados" de los modos, y otorgan en muchos lugares a notas que solo tendrían una importancia secundaria en una tonalidad más convencional, un valor inesperado. Un compositor informado puede entonces jugar con estos nuevos matices y cambiar hasta cierto punto la fisionomía de estos modos andaluces que, es necesario decirlo, puede parecer manidos y usados, víctimas, desgraciadamente, de su éxito permanente desde al menos el tiempo de Albéniz. Aquí aún, es en torno a un único elemento que se constituye todo el ambiente de Cerro del Sol : el acorde de séptima de dominante sin la tercera. Esta armonía simple y obsesiva sirve de puntuación para una frase orientalizante también de facil memorización. El episodio cadencial de arpegios subtitulado Aïnadamar (Fuente de las Lágrimas, en Granada) es fascinante por su eficacia instrumental y por el extrañamiento sonoro dado por las cuerdas en vacío que "se oponen" la tonalidad de re # andaluz. La obra se termina por la cita del tema de las cuartas de Cerro de la Luna.

La Rumba en si menor contrasta con las piezas anteriores por su alegría y su exuberancia. Es una pieza de virtuosidad sobre un tema muy sincopado bien en el aire de la época y bien en la genealogía de este título que creo viene del continente americano, pero con procedencia de África como lo indica también sin ambigüedad su sabrosa sonoridad en m'Ba. Sin embargo, este ritmo obsesivo y que suena tan "típico" es reinventado enteramente y no pertenece a la tradicional Rumba flamenca ni a otros tipos de Rumbas. Implica tiempos añadidos y un perfil especial que le otorga todo su encanto y le impide decaer demasiado en el defecto habitual de estas músicas: la rutina. Hay que indicar que la versión publicada, la actualmente en venta, debe estar en un próximo futuro notablemente redigitada, modificada, ampliada por el autor y, por supuesto, republicada.

Con la Sonata Flamenca, entramos en el ámbito del duo de guitarras. La obra es inspirada por el mundo de la corrida como lo indican los títulos de los distintos movimientos; Es una música de perfil "viril" que juega sobre la ambigüedad de la palabra flamenca que, en castellano, se aplica a la fuerza de carácter, la vivacidad y el temperamento. Pero no más que en la Visión Clásica del Flamenco u otra obra de José-Luis Narvaez, el flamenco en sentido musical no está presente en un palo o estilo cualquiera. Está más bien como una fuente inagotable de sensaciones, de colores, y, finalmente, "de inspiración". La sonata se considera aquí no como forma-sonata sino en la antigua sucesión de los movimientos rápidos y lentos.

El primero, subtitulado Desafío, un poco emparentado a la Bulería como el tercero, muy escarlattiano, desarrolla una idea original por la superposición de quintas a cada guitarra. A pesar de esta audacia (¡o quizá debido a ella!) me hace pensar también en Scarlatti El segundo movimiento Estoqueo es quizá el más profundo. Dicta un ritmo presentado como Tanguillo Viejo por el autor; ritmo binario que es el derivado mismo de la antigua y tradicional Zambra o, si se quiere, de las Danzas Orientales tal como el XIX° siglo nos las legaron en la obra de muchos compositores, pero con algo doloroso y obsesivo. Me evoca más que cualquiera una frase del poeta José Mas, utilizada por Joaquín Turina en exergo de la tercera de su Danzas Fantásticas : “Las cuerdas de la guitarra al sonar eran como lamentos de un alma que no pudiera más con el peso de la amargura” El tercer movimiento Duelo se termina por citas breves de los temas de los primeros y segundos movimientos en un ambiente nueva y repentinamente dramático.

La música de José-Luis Narvaez recurre a menudo a la memoria del oido y de la mirada, pero no es nunca demasiado vista ni oida. Por ejemplo, no integra elementos de jazz o rock, como es el caso, en particular, desde una veintena de años en el mundo de la guitarra flamenca. Estos elementos exógenos, principalmente armónicos y rítmicos, muy de moda, proteiformes, que tienen la virtud de aclimatarse a cualquier otro estilo. Estos elementos que pretenden aportar "sangre nueva " y combatir un determinado "pensamiento único " y una determinada uniformidad en una música española supuestamente replegada sobre ella misma y bastande estereotipada (precisamente a nivel rítmico y armónico); y que, finalmente, aportan y crean también... ¡uniformidad y "pensamiento único "!

La música de José-Luis Narvaez no obedece tampoco a una búsqueda de la novedad en el sentido de las teorías modernas del lenguaje o de la percepción. La música de José-Luis Narvaez se hace así: de cosas vividas, de otras soñadas, de sensaciones, de recreaciones. Lleva una visión y prolonga una mirada, un rostro; es encarnación. Podrá ser calificada de "popular", o incluso de ingenua por algunos: es asunto de gusto. Pero sigue siendo indefectiblemente sincera: viene del lo más profundo de una personalidad asumida que solo escucha sus voces interiores.

R.A.

Publicado en los Cahiers de la Guitare n°77,


 
   
  José Luis Narvaez y Rafael Andia,
Carpentras, Francia, 1998.